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Verano, toca viaje en moto. Ampliamos la apuesta este año, más kilómetros, más tiempo. Más paises no porque resulta complicado, no será por ganas...
El destino original es Croacia. Como es costumbre, nos calentamos y vamos retorciendo la ruta, aumentandola, incrementando el grado de dificultad para verlo todo. Al final la ruta nos queda tal que asi, recorriendo lo que por ahora son España, Francia, Mónaco, Italia, Eslovenia, Croacia, Montenegro, Bosnia-Herzegovina y de ahí vuelta a Croacia, Italia, Francia, para finalmente terminar donde siempre, eso que llaman España.
Viejos recuerdos
1 Gijon - Carcassone y su ciudadela
Primera semana de julio, nos ponemos en marcha. El primer dia el destino es Carcasona, lugar de viejos y agradables recuerdos. Mi primer viaje en moto, con la mejor de las compañias. Para mi es el inicio de todo, si aquel viaje no hubiera sido como fue, seguramente no hubieran seguido los demás.
La ruta es la habitual, autopista para salir de España, un tramo de reiterados peajes franceses que cada año es mas largo y posteriormente carretera nacional hasta Toulouse, de ahí otro peaje a Carcasone para llegar con tiempo para la visita. Brilla el sol, no hay tráfico, todo es fácil. La gasolina, cara pero no tanto como otras veces. Será que ya no es tan facil asustarnos.
Dormiremos en un Premiere Classe alejado del centro. Con la moto nos acercamos dando un pequeño rodeo para disfrutar la ciudadela de Carcasone en todo su esplendor. Es la más pura definición de magnificiencia. Está sorprendentemente vacía de turistas y cuando esto se da en un lugar ya vendido al turismo, le da una sensación de orfandad que desluce mucho la visita.
Aun así, el sol brilla hasta tarde y nos permite visitar toda la ciudadela y cenar una terracilla todavia con luz diurna, cosas del horario europeo.
Hotel Premiere Classe Carcassone 33€, como todos, alejado del centro, con buen acceso a la autopista y baño privado.
2 Carcassone - Imperia Italia Siempre Igual
Salimos con otro dia de sol y calor. Al inicio del camino pasada por la otra cara de la ciudadela para seguir admirandola mientras nos despedimos. Por un puñado de carreteras comarcales (D610 Y D11) en bastante buen estado nos acercamos al mar mediterraneo.
Una vez alli vamos saltando de la autopista de peaje a autovias y nacionales y vuelta a los peajes con ánimo de llegar pronto a la frontera italiana. Comida en un área de servicio anónima a años luz de lo que tenemos en este pais nuestro. Atracciones, zona de descanso, hipermercado, información, duchas, etc... Un mundo de diferencia con las nuestras
Pasando cerca de Mónaco no podiamos perder la oportunidad de disfrutar de la sensación de ser insignificante y el consuelo de ser pobre pero honrado porque no nos queda mas remedio.
Montecarlo es una sorpresa desagradable para mi, no esperaba que estuviera todo tan masivamente edificado ni que fuera tan anodino e impersonal. Si esperabamos y encontramos el lujo y toda la parafernalia de ricos que se aprecia. Aun asi resulta en cierta manera desilusionante ver que simplemente es una mole de hormigon que duerme a la orilla del mar mediterraneo.
Deambulando sin mapa acabamos llegando de sorpresa a la linea de salida de la carrera de Fórmula 1. Aunque pretendemos recorrer el circuito en seguida nos despistamos y no queda otra que coger carretera hacia Italia, previo repostaje a precio francés, que es un consuelo menor ya que sabemos que en el pais vecino va a doler más.
En aquel momento de sol y lujo parecía buena idea ir por la costa, era pronto y teniamos muchas horas de luz por delante.
Lo teniamos que haber pensado mejor.
Los primeros kilometros son graciosos, el resto un infierno. Italia siempre es demasiado intensa en la carretera, excesivamente competitiva al volante. Tras pasar la frontera tal parece que alguien agite una bandera y se desate una carrera al más puro estilo salvese quien pueda, donde eres parte del circuito, presa fácil entre tantos pilotos fustrados.
Hace calor, la carretera es sinuosa y está llena de tráfico, no te puedes fiar de nadie que lleve un volante en las manos, San Remo está en fiestas y no ha debido de sobrar dinero para poner carteles para desviar el tráfico, el atasco es mayúsculo, no hay sitio ni para respirar. Trampeando un rato y con la moto y el cerebro recalentados logramos salir del infierno y volver a coger camino al este.
No acaban aquí los problemas, nuestro destino, Imperia, no es un único pueblo, sino tres núcleos de poblacion descolgados sobre el mar, escondidos en la ladera de la montaña. El Gps no conecta, toca preguntar y dar unas cuantas muchas vueltas. Localizamos la situacion del hotel pero esta toda la zona en obras y no logramos acceder a la entrada. Al final, tenemos que atravesar por las bravas la zona peatonal para llegar al hotel y una vez alli, encontrar que el dueño decidio cambiar unilateralmente las condiciones y no nos quiere dar habitacion. Tras un agrio intercambio de palabras (en italiano, no dejo de sorprenderme a mi mismo) al final nos redirigen a otra pension, más sencilla, mas agradable, baño fuera de la habitacion pero pseudoparking privado y vistas a la moto desde la habitacion. Tendrá que valer porque ya estoy harto de este pais...
Mientras yo me organizo Ale se pierde y me cuesta un rato volvernos a encontrar, parece que este dia no va a acabar nunca.
Una ducha reparadora y a cenar en un restaurante cuya terraza ocupa toda una diminuta plaza, con la fuente situada entre las mesas. Merced a la pension donde dormimos tenemos descuento y botella de vino gratis. No nos hacen falta. Que cena! todos mis impulsos italocidas se disuelven entre una pasta con marisco gloriosa y una pizza crujiente y jugosa. Italia tiene muchisimos defectos, pero la sola virtud de la comida hace que se les perdone casi todo. Tras la cena, satisfechos como si nada malo hubiera pasado, una vuelta por el tipico pueblo de verano comiendonos uno de esos famosos helados italianos y a descansar que ya toca....
Pensione Albergo Aurora, 60€ tranquilo, antiguo, con hueco para dejar las motos, desayuno simple pero bueno. Recomendable
Albergo Nella. Solo por el trato dado, son unos piratas, no recomendable en absoluto.
3 Imperia Italia - Dreznica Eslovenia El paraiso por sorpresa
Otro dia que asegura calor, madrugamos y nos ponemos en camino directo por la autopista hasta Génova. La autopista resulta hasta divertida, llena de curvas, túneles y puentes pero tambien con mucho tráfico. Alocado, por supuesto, esto es Italia. Resulta ser el unico tramo de autopista que yo recuerde donde he disfrutado en cierta manera.
Como era de esperar tampoco hay señales que nos indiquen nuestra salida, afortunadamente no nos perdemos mucho en kms pero si en tiempo ya que cogemos la siguiente salida a la nuestra y nos toca recorrer una laberintica carretera que cruza las intratables montañas que cierran la costa del mar Ligur. Nos toca por ello pasar un puertecillo de cuarto orden y preguntar unas cuantas veces para poder encontrar el camino correcto, un pais lleno de diseñadores y tan corto de señalizacion es para mirarselo.
Cuando finalmente alcanzamos el objetivo de la nacional de Genova a Piacenza yo pensaba que ibamos a poder acelerar el ritmo. Craso error, es una carretera tirando a mala que serpentea de ladera en ladera de un valle profundo de mucha vegetacion, mal asfalto y curvas dificilmente trazables. Tal parece que optaron por no aceptar los consejos de un ingenieros de caminos y prefirieron seguir la ruta de un burro particularmente tozudo. Así durante 100kms, sin gasolineras, donde la unica que habia no funcionaba y se trago una tarjeta que tuvimos que recuperar con una pinza de manicura y mucho cuidado, veo caer los minutos y los kilometros distan mucho de caer al mismo ritmo, no es este el ritmo que esperaba, se acumulaban los retrasos....
En Piacenza decidimos quitarnos Italia de en medio tan pronto como sea posible por el metodo“autopista hasta la frontera”.
Por el camino poco que contar, mucho calor, tanto como para no poner el traje de lluvia en una tormenta de verano que atravesamos, lo unico que consiguen los chaparrones es bajar la temperatura hasta los 28º. El precio de la gasolina es ofensivamente aterrador, aunque se observa competencia entre gasolineras y logramos repostar a 1,67€/li.
El trafico de camiones es excesivo, media Europa debe circular por estos caminos. Tras pasar Venecia comienzan las obras y disminuye el tráfico. Poco antes de Udine abandonamos la autopista, previo abono de 25€. No entiendo que para atravesar el pais nos cobren 25€ y para ir de Imperia a Genova 15€. No lo pienso dos veces porque delante nuestro se comienzan a ver las imponentes moles de los Alpes Julianos.
Antes de dejar Italia los carteles figuran en otro idioma, las casas lucen otro estilo, el paisaje se vuelve verde intenso, la temperatura suave y la carretera dulce mientras vamos penetrando como un cuchillo entre las montañas, contoneando un rio hasta que juntos, carretera y rio, entran en un desfiladero que nos va subiendo poco a poco por la ladera.
La frontera como otras tantas no tiene nada de espectacular, hace tiempo ya que los edificios están abandonados. La espectacularidad la aportan los bosques, montañas y paisajes. Apenas unos kilometros mas allá de la raya ya declaro convencido que me gusta Eslovenia, muchisimo.
Nuestro destino es Dreznica, en las cercanias de Kobarid, lugar de grandes batallas durante la primera guerra mundial. Nadie diria que en este valle murieron varios cientos de miles de soldados, asi tal cual. Pasamos unas pocas ruinas de la guerra, un rio de un azul intensamente celeste, enmarcado entre piedra caliza blancogrisacea y verde intenso, salvado por un puente atribuido a Napoleon y subimos a Dreznica, tomando nota de que aqui hay que volver como sea.
La imagen de Dreznica se asemeja mucho a lo que yo entiendo por paraiso. Tomamos una curva y de repente se nos abre una majada inmensa a la vista, verde intenso, en ligera pendiente, con unos paredones rocosos al final, algo de vegetacion, mucho pasto y un pequeño pueblo de cabañas de madera centrado en la imagen. En el pequeño alto del pueblo se yergue altiva la sencilla iglesia del pueblo. Espectacular es poco para describir esa imagen.
En el pueblo apenas hay un par de alojamientos y un restaurante con mayoria de turismo de aventura. Ocupamos nuestra habitacion y damos una vueltina por el pueblo. Corta ya que no da mas de si. Desde el patio de la iglesia, que está cerrada, se aprecia al fondo una tormenta que avanza furiosa y que promete agua.
Cenamos en el hotel y la noche viene acompañada del desencadenar de la tormenta, me paso cerca de una hora asomado a la terraza viendo los rayos, los truenos y la lluvia furiosa caer. Un par de rayos caen en la iglesia haciendo temblar todo el valle. Cuando amaina un poco nos echamos a dormir...
Rooms Pri Lovrizu: 30€, este es b&b y nosotros dormimos en el hotel por ser de la misma familia, en cualquier caso, recomendable. El desayuno es aparte pero merece la pena, todo productos naturales y sabrosos.
4 Dreznica - Ljublana Eslovenia Comienza la danza de la lluvia
La mañana nos la tomamos con filosofia, llueve mucho y por ello suspendemos parte de la ruta del dia de hoy, prevista alrededor del parque natural del Triglav. No me preocupa mucho, Eslovenia me ha impresionado tanto que no me importa dejar lugares para visitar porque pienso volver cuando tenga oportunidad.
Cuando cesa la lluvia, nos vestimos y al intentar arrancar la moto, ésta está absolutamente muerta. El cuadro de mando no hace ademan siquiera de encenderse. Nada. Y yo vestido con todo preparado para salir, me siento ridiculo, es una sensación conocida ya, me pasa con todas las motos.
Hablando con los nativos con cierta dificultad consigo unas pinzas y con ellas la moto arranca sin mayores problemas, me parece que hasta disimula y se sonrie picara.
Simultaneamente a nuestra puesta en marcha comienza a llover de nuevo. Conducimos con cuidado ya que se aprecian los restos del temporal de ayer en forma de regueros de tierra y ramas rotas y nos dirigimos a la capital por el camino mas corto. Bajamos al valle del rio Soca y cogemos rumbo sur. La carretera que bordea el rio tiene muchas partes en obras debido a las inundaciones de junio de este año, asi que en muchas ocasiones tenemos que esperar bajo la lluvia a que se abra el semaforo. Logramos alejarnos de la tormenta e incluso divertirnos bailando un rato con la moto en un pequeño puerto que atravesamos. Las carreteras son bastante buenas en la parte central de Eslovenia. Repostamos y arrancamos sin incidencias, compramos la viñeta por equivocacion, ya que posteriormente veriamos que no es necesaria y la autopista nos acerca a la antiquisima Emona.
Esta es una ciudad pequeña y bien organizada, no nos es dificil llegar al alojamiento. Tanto la ciudad como el hospedaje tienen cierto aire postsovietico pero valdrá para pasar la noche.
La residencia es un estudio en un edificio de oficinas, gris sucio, techos altos, escaleras y ascensor circular, paredes de ladrillo y largos pasillos oscuros invadidos por muebles. El conjunto recuerda a muchas de las imagenes de la Rusia profunda pero pinta tener todo lo necesario. Está enfrente de la estacion, zona de apariencia sordida como en todas las ciudades. Dejamos la moto atechada en el patio interior del edificio y nos vamos a hacer turismo. Pese a no ser todavia media tarde. apenas llegamos a tiempo para ver cerrar el mercado local y comer en un puesto callejero.
La parte historica de Ljublana es diminuta, apenas 4 calles imitando al estilo austriaco de marmol blanco labrado que bordean el rio y que confluyen en el afamado puente triple donde hay ambiente, mucha juventud y alegria, con musicos, turismo y animaciones. Nos sentimos comodos en esta pequeña y encantadora ciudad, con cierto aire vienés, elegante y sin embargo accesible, de dimensiones humanas y con pequeños detalles curiosos como dragones de piel verde broncinea custodiando un puente.
Subimos al castillo en funicular, bajamos andando por el bosquecillo y deambulamos por el entorno del rio hasta que nos sentamos a cenar, mientras vemos, vivimos un momento histórico como fue el 1-7 de Alemania. Hay unos cuantos turistas alemanes que no se lo creen pero lo festejan como si fuera cierto. Y llueve otra vez con ganas como empieza a ser costumbre.
GuestHouse RavJan 39€, simple, pequeño estudio con todo lo necesario, incluyendo un hueco para dejar la moto.
5 Ljublana Eslovenia - Pula Croacia un pequeño gran salto
Para mi sorpresa, la moto arranca de nuevo a la primera. Partimos relativamente pronto y por autopista nos dirigimos a las cuevas de Skocjan, previo paso por el castillo de Predjama.
No entramos porque ya hace tiempo que desconfio de los castillos europeos, suelen estar desnudos por dentro. Este castillo es una de las imagenes que tenia en mi memoria como objetivo de vida desde la primera vez que lo vi, dudando si algun dia lo veria en persona y finalmente he llegado de buena mañana, soleada y suave, casi sin proponerlo. Me pareció en su dia tan lejano y sin mayor esfuerzo que una moto y buena compañia lo he conseguido.
Volvemos a la autopista, hace buen dia pero algo me dice que se va a estropear, hay unas nubes traviesas que prometen agua y conviene que nos demos prisa. Aparcamos y descubrimos que nos hemos perdido la visita guiada por apenas 10 minutejos, nos toca esperar otros 50, que empleamos en divagar y contar moscas. La entrada no es barata pero tienen taquillas gratis para dejar la ropa de moto, yo, por no buscar una ropa más normal, entro con vestido de moto a recorrer las cuevas.
Son como poco espectaculares, tras el rato habitual en todas las cuevas de adivinar la escasa relacion entre el nombre y la formas de las rocas, llegamos a la parte imponente de las cuevas, parece increible que bajo tierra se pueda dar semejante prodigio, un barranco profundo con un rio colerico corriendo allá abajo, donde casi no se ve pero si se oye furioso.
A la salida hay dos opciones, ascensor de vuelta a la realidad o escaleras. Escojo esta ultima opcion, más esforzada pero que me permite ver más cascadas, formas imposibles de la roca y otras impresionantes vistas de la dolina. Pese a estar casi desmayado de calor, no me arrepiento de la excursion.
Tras la visita a las cuevas volvemos a coger autopista camino de Piran. Con todo el rostro que nos caracteriza yendo en moto, cosas de cascos integrales y anonimatos, pasamos de los parkings para turistas para intentar entrar al centro del pueblo, que no es accesible para turistas. Conforme nos estamos colando para entrar al pueblo nos llama un vigilante. No le hacemos caso pero con el rabillo del ojo veo que me esta indicando que pase. Problema solucionado, hay aparcamientos para motos al lado mismo de la plaza central del puerto en donde tiramos la moto y damos una vuelta por el pueblo. Es un pueblo con acusada forma de flecha, de calles vestidas de piedra blanca, con notable aire italiano y vistas al mar desde cualquier rincón. Ciertamente bonito, no hubiera estdo mal haber reservado noche aquí.
Escogemos la nacional para pasar a Croacia por una frontera medianamente seria donde parece que te miran los papeles (por fin, una frontera como dios manda!) y entramos en el pais croata por la peninsula de Istria.
La carretera al otro lado de la frontera presenta peor estado, con nervaduras y baches y el paisaje en general más pobre que en Eslovenia. Todo lo que he visto en este ultimo pais me ha encantado. Por el momento Croacia no resiste la comparativa. Aquí lo que se ve son casas pobres y olivares poblando las colinas de color marron.
El tiempo esta empeorando y por ello no nos entretenemos visitando el fiordo de Limska Grada ni Rovinj, queremos llegar a Pula antes de que nos llueva.
Sin mas incidencias, nos presentamos en el alojamiento, que esta lejos del centro y no tiene parking, nos ofrecen guardar la moto en el patio interior del hospedaje pero no hay manera de que entre por la puerta por estar ésta tapada por un coche, asi que se tendra que quedar fuera.
Tras casi 20 minutos de caminata llegamos al centro de Pula, mucho resto historico, mucha piedra labrada y demasiado turista. Ademas se pone a llover con ganas, como estabamos esperando y ya no nos queda otra que recogernos.
Barbara Veruda Aptos 39€, habitacion grande pero muy lejano del centro y sin parking.
6 Pula - Poljanak Croacia Cuanta agua, por todos los dioses
La mañana esta lluviosa y no tiene pinta de mejorar. Vestidos de agua cogemos autopista de peaje hasta Rijeka, tambien hoy nos quedamos sin vistas de la costa y para acabar de joder, la autopista de peaje si es de peaje pero no es autopista mas que unos cuantos kilómetros, el resto, via rapida, sin estaciones de servicio y con chubascos diversos atacandonos.
Tras pasar Rijeka la situación se vuelve peor, la lluvia ya es continua y la carretera de la costa está repletita de tráfico. Si a eso le sumamos que sopla el Bora a traicion en las curvas, se comprende que vaya con el culo apretado y las pulsaciones a tope. La carretera es bastante mala y el trafico, excesivo aunque se supone que las vistas compensan. No en nuestro caso, la niebla y la lluvia no nos deja ver mucho mas allá de la siguiente curva.
Cuando subimos con dificultad sorteando lentisimos camiones montenegrinos el macizo Velebit, las montañas que separan la costa del continente, la temperatura baja hasta los 9º, con rachas de lluvia y viento traicioneras.
Luego comenzamos a ver las primeras señales de la guerra, muchas casas abandonadas y cementerios en mitad de ninguna parte, no en vano estamos en la que durante un tiempo fue la Republica Serbia de Krajina, mientras seguimos devorando kilometros entre la lluvia y la niebla. Ale sufre por el frio y a mi también se me está haciendo largo el camino, no nos queda mas remedio que intentar llegar como sea.
Finalmente lo conseguimos, atravesamos la entrada principal del parque y seguimos hasta nuestro alojamiento, que como era de esperar es dificil de encontrar dada la escasez de indicaciones.
En particular, el alojamiento esta dentro del perimetro del parque, en la ultima casa del pueblo de Poljanak, donde no hay ni supermercado ni restaurante ni tienda alguna.
En el hotel me dejan guardar la moto bajo un pequeño techado e incluso me prestan una capa para la moto. Visto que no mejora el tiempo, dedicamos la tarde a dormir la siesta y dejar pasar las horas lánguidamente hasta que casi atardeciendo, cuando amaina la lluvia, damos una vuelta por la parte trasera del parque para ver las vistas del parque desde su parte trasera gracias a las indicaciones del hotel. Realmente las vistas son un goce y no hay mucha gente que conozca este lado del parque, de ahí que no haya casi nadie y podamos echar fotos furtivas sin elementos extraños.
Bajamos a cenar a Grabovac, donde si se observa infraestructura turistica aunque no demasiada y de vuelta al hotel nos sorprende la inmensidad del silencio y la soledad de este lugar. Dormiremos tranquilos hoy...
House Nina, Poljanak. 38€, dificil de encontrar pero muy satisfactorio, generosos a la hora de dar informacion y facilitar aparcar la moto. Recomendable.
7 Poljanak - Zadar Croacia De la montaña a la costa
Madrugamos para visitar el parque nacional de los lagos de Plitvice. Como en toda Croacia el carnet de estudiante (a mi edad...) permite unos descuentos golosos.
Escogemos el recorrido largo y pese a lo temprano de la hora, ya hay bastante gente en todas partes, no quiero pensar lo que puede ser este parque en hora punta estival.
Nos hinchamos a sacar fotos y nos deleitamos con el color del agua, su infinita transparencia y ligereza, viendo como se recrea en miles de cascadas.
Ciertamente bien merece la pena la visita. Todo esta bien organizado, señalizado y con las comodidades necesarias para el estandar occidental.
Afortunadamente el tiempo nos respetó hasta que llegó la hora de la vuelta, mientras esperabamos por el autobus que nos habría de llevar hasta el parking, comenzó a caer la esperada lluvia diaria, así que vuelta al hotel tras escaquearnos de pagar el parking (se siente uno particularmente receptivo a cometer ciertas tropelias cuando viaja en moto) y vestidos de lluvia deshicimos el camino hacia la costa, descartando otra vez la ruta turistica planeada y optando por la via más rápida.
En la ruta más de lo mismo del dia anterior, no vimos huellas directas del impacto de la guerra pero si señales en forma de cementerios en mitad de la llanura y mucha desolacion. La carretera tiene sus momentos, a ratos es decente y rapida, a ratos de asfalto rizado y baches traicioneros, aburridamente llana y recta. Se ven otros simbolos de la modernidad, una base aerea, una presa nueva y de pronto, en la frontera imaginaria de Dalmacia en el mapa, otra vez el mar delante nuestro y el dia que se despeja haciendo que nos sobre toda la ropa de agua. Nos quitamos los trajes mientras hacemos la compra en un supermercado y a nuestro alojamiento, que está alejado del centro pero es un apartamento equipado donde vivir en toda regla, con PS3 y todo para jugar. Y un pequeño techado artesanal para guardar la moto.
El centro de Zadar queda a un paseo pero como este se hace por la orilla del mar y brilla el sol no se hace largo. Me sorprende que en un dia de calma como hoy las olas salten e invadan la carretera, no quiero pensar como se puede poner esto con temporal.
Zadar es otro complejo monumental de piedra blanca caliza con cierto aire italiano pero con sabor peculiar, al igual que la gastronomia. Pasamos un rato en el organo marino hasta el ocaso en que visitamos el saludo el sol.
Me sorprende como todos los niños disfrutan y se maravillan con estos ejemplos de arte que no es tal, pero que entretiene la espera mientras miramos al horizonte, a medias mar, a medias isla...
Quizás sea porque la metereologia ha acompañado pero hemos logrado disfrutar Zadar.
Apartments Benic 47€, muy completo, con parking y cocina equipada. Recomendable.
8 Zadar - Trogir Un escaso rato de felicidad
Tomamos camino sur para en Sibenik desviarnos hacia el parque natural de Krka. Dejamos toda la ropa de moto que nos es posible quitar sin escandalizar bien candada en la moto aun cuando haya alguna otra moto europea que se toma el lujo de dejar las cosas sin candar y sin vigilancia. Nosotros no tenemos tanta fe en la humanidad.
Escogemos la visita mas sencilla, un autobus nos baja a la orilla del rio, donde comenzamos a pasear la pequeña ruta guiada por pontones y senderos de madera entre rios y pequeñas cascadas que nos recuerdan a una miniatura de los lagos de Plitvice. Al final del paseo, que parece la habitual ruta del jubilado o ruta del colestero, está la zona de baño, donde mucha gente y nosotros con ellos aprovechan para nadar frente a unas fabulosas cascadas. Hay tambien un area con bares, mesas, solarium y baños. Todo muy occidental, muy estandar, muy insipido pero tambien muy aprovechable. Bien merece la pena la visita por pegarse un baño en un dia de calor, pese a que veo nubes que se acercan desde el norte que prometen agua.
El tramo de carretera que recorremos camino de Trogir define muy bien lo que hemos venido a buscar, casas a pie de puerto, miles de calas reconditas donde se recogen pequeños barcos, un cielo azul inmenso, un mar azul intenso, curvas que cortejan al agua y un sol poderoso que calienta nuestros huesos.
Trogir esta a un pasito y pese a estar centriquisimo, encontramos el alojamiento con cierta dificultad. En donde se supone que está, hay un hotel con la puerta plagada de galardones y pinta de muy caro. Preguntamos y preguntamos hasta que logramos que alguien nos de una respuesta, despertando a la dueña de la siesta. Nos conduce por el interior del hotel caro hasta un patio interior del primer piso por donde se accede a un apartamento que será donde pasemos la noche. Es pequeño hasta para ser un baño y sin embargo, hay sofa, cama, cocina y baño. Suficiente para aprovechar a hacer la colada y tenderla en el patio.
Trogir tiene un aire parecido a Zadar, extensible a toda la costa dálmata, Luce la misma piedra blanca, la misma larga historia con abundancia de restos romanos y venecianos y todo concentrado en una isla de unas pocas calles. Hay turismo de calidad pero tambien mucho joven sajon comprando alcohol en el supermercado. El turismo que gasta se concentra en un paseo maritimo como tantos otros del mediterraneo, donde ver y ser vistos, con mercadillo de artesania, terrazas mirando al mar y mucha tonteria.
Guesthouse nevenka 55, pequeño pero muy bien situado, no hay parking pero es zona peatonal
9 Trogir - Dubrovnik El peor dia de nuestra vida motera
Apenas amanecido el dia nos despierta una tormenta furiosa que arroja cantidades ingentes de agua. Me veo obligado a salir a la calle a recoger la ropa tendida y a guardar la moto debajo de un balcon para que no se repita el problema de Dreznica.
Cuando vuelvo a despertar sigue lloviendo y no tiene pinta de mejorar. El cielo, allá donde lo mire, tiene un color mas negro que azul que asegura padecimientos.
Al sacar la moto de debajo del balcón me cae una bronca de los dueños del piso por haber atechado la moto. La estupidez y el egoismo humano no conocen limites. Que les importaria a ellos que atechara la moto bajo su balcon...
Cogemos camino directo por la autopista a Dubrovnik. Nada mas entrar en la autopista, nos cae la que va a pasar a nuestra historia motera como la gran tormenta de nuestra vida en moto. Y no es que no nos haya llovido antes pero tantos litros por minuto en unas condiciones tan penosas yendo en moto nunca antes. Paramos en una gasolinera a atecharnos y respirar y la lluvia suena en el techado como mil tambores de guerra. No hay alternativas, la tormenta lleva la misma dirección sur que nosotros y tendremos que adelantarla para llegar a nuestro destino. Es lo malo que tiene llevar el alojamiento reservado. Por otra parte, sabemos que tenemos una ducha caliente preparada en cuanto lleguemos al hotel.
Con amargura compruebo que mi traje de agua cala en estas condiciones. Por la postura principalmente. La cremallera finaliza a medio muslo, en horizontal con el suelo y con esta manta de agua que nos cae, es toda una invitación a que entre el agua, llevando las botas al punto de saturacion de agua. La parte superior del cuerpo sorprendentemente está seca.
No nos queda otra que continuar y tratar de adelantar a la tormenta.
Han sido, con diferencia, los peores kilometros de nuestra vida en moto. Cegados por el agua, notando inundadas las botas y mojados los pantalones, con la certeza de que no pararía de llover, no habría la mas minima misericordia para con nosotros. Con los 4 intermitentes puestos, detrás de los coches para aprovechar el desagüe que realizaban en la calzada, cubierta esta de medio palmo de agua marrón por la tierra que arrastraba de las laderas, avanzamos con mucho sufrimiento y a un ritmo infame para ser autopista.
De vez en cuando un tunel nos daba un respiro escaso para desempañar el casco, levantar la cabeza y volver a salir a la galerna. Los coches no pasaban de 80kmhs, nosotros tampoco, yo veia las olas que se formaban en la calzada, notaba el agua salpicar a los cilindros y rezaba porque acabara pronto. Nadie se atrevia a adelantar, caian rayos a nuestro alrededor, yo dudaba sobre la aplicacion de la jaula de Faraday a la moto y no lo veia nada claro. De hecho. no veia nada.
Así, durante 120km eternos, hasta que llegamos al final de la autopista, nos acercamos al mar y la lluvia amainó lo suficiente para convertirse en algo conocido y poder respirar de nuevo.
Cruzamos la breve frontera bosnia y de súbito, las iglesias se convierten en mezquita, la gasolina es mas barata, se paga en otra moneda y todo parece mas pobre. Y ya no llueve.
Retornamos a Croacia y la carretera está seca, asi que aceleramos para poder quitarnos de encima tanta penuria, llevo los pies sumergidos en agua y tengo miedo de que me salgan mejillones en las uñas.
La antigua Ragusa, poderosa en el mediterraneo antiguo, se anuncia por los grandes cruceros que se arremolinan a la entrada de su puerto. Esto promete un parque tematico del turismo. No hay cosa que nos apetezca menos, humedos y cansados como estamos.
Un error en una letra al meter la dirección al GPS hace que nos sea muy dificil encontrar el hospedaje, ya que hay calles que no te permiten dar la vuelta hasta que estas fuera de Dubrovnik. Luego nos cuesta encontrar el aposento ya que nosotros buscamos una calle y éste está en una escalera que comunica dos calles. Una vez llegados quitamos toda la ropa, más de la que nos es socialmente permitido quitarnos e invadimos la terraza con ropa que chorrea agua. El agua contenida en mis botas deja un charco gris en el suelo enlosado.
El alojamiento es una habitacion con baño que alquila una familia. Son agradables y nos dan toda la informacion posible sin interferir en nuestras cuitas. Una vez convenientemente secos, en 15 minutos de paseo al lado del mar viendo alguna villa y hotel fabulosos que no son para nosotros, llegamos a la perla del adriatico. Aun cuando brilla el sol, no nos llama bañarnos en el apetecible mar, ya hemos tenido agua de sobra por hoy.
Dubrovnik tampoco es para nosotros, la marea de turistas que inunda la marmorea calle principal nos produce cierta repugnancia, por cantidad y calidad. No nos queda otra que hacer tiempo y tratar de deambular por las calles menos pobladas para evadirnos. Conforme van volviendo los turistas a los cruceros el ambiente se vuelve menos agobiante, podemos hacer la ruta completa de las imponentes murallas que parece han nacido directamente del mar y deleitarnos con las vistas del mar y del resto de la ciudad que se desparrama en forma de tejados rojos por la ladera de la montaña que está ahí, a pie de agua. Sacar fotos es fácil aqui y sin tanta gente es incluso posible tomarlas sin espontaneos en ellas. Al final logramos cogerle el pulso a la ciudad, que, todo hay que decirlo, tiene rincones absolutamente bucólicos. No veo muchas huellas de la guerra. Pese a haber sido asediada y bombardeada, el turismo de crucero no quiere ver miseria y destrucción y ha permitido que se recupere esta bella ciudad.
Volvemos a cenar en el entorno del alojamiento, donde los precios son razonables y aprovechamos para ver la final del mundial, parte en el restaurante (pizza con cierto toque forastero, como ya hemos dicho la gastronomia es muy similar a la italiana) y el resto en el hotel.
Glavinick, 36€, muy buen precio para ser Dubrovnik, no esta muy cercano del centro pero los dueños son agradables y la habitacion correcta y limpia. No hay parking.
10 Dubrovnik Croacia - Zabljak Montenegro La arquitectura Brutal
Con las pilas relativamente cargadas y no toda la ropa seca ponemos rumbo a Montenegro. La frontera se hace tediosa debido a las colas que hay y la poca premura de los escasos agentes que la atienden.
Sin mas problema que el tiempo perdido entramos en Crna Hora, Montenegro para los amigos.
El cambio es evidente, muchisimos carteles a pie de carretera y una sensacion de pobreza y desempleo mayor que en el pais vecino, con mucha gente en el canto de las carreteras esperando inapetentes. Lo de los carteles es superlativo, florecen como hongos dando todo tipo de informacion irrelevante y sin posibilidad de absorberla toda.
En Kapetari cogemos el ferry que atraviesa la boca del fiordo de Kotor, el fiordo mas septentrional del mundo. Como si eso significara algo. El ferry es economico, solo cobran por vehiculo, 2€ en el caso de las motos. Es apenas una plataforma que cruza una pequeña lengua de mar y que nos deja en la otra orilla en unos escasos minutos sin ningun control al embarcar o desembarcar. Comenzamos a costear el fiordo por su parte sur. Es atrevidamente bonito y sobriamente imponente. Casas construidas a pie de mar, señoriales, todas con acceso directo al mar y norays y escalas para las barcas que dormitan en un mar que parece un lago de tranquilo y transparente que luce. No debe ser mal sitio este para vivir en paz.
Paramos a dar una vuelta por el pueblo de Kotor. Es una version reducida del Dubrovnik de ayer, incluyendo el turismo de crucero. Es un pueblo amurallado de palacios, iglesias, calles en cuesta de losa y piedra blanca y una orientacion total al turista. No nos detenemos mucho para continuar cortejando al fiordo. Junto con Eslovenia, lo más impresionante que hemos visto en el viaje.
Cuando paramos a repostar en Risan, vemos a nuestra izquierda un pequeño prado que acaba en una playa de regodones. No nos lo pensamos, meto la moto por el prado hasta el pie de la playa, despelote y baño. Así como suena, como una victoria sobre la mala suerte. El agua es mansa y calida, ligeramente menos salada que el cantabrico, con mucho limo y alga, casi como la de un lago. Esta playa está equipada como dios manda: chiringuito, ducha, una porteria de waterpolo y niños jugando. Nosotros tras chapotear como perrillos, comer y asoleyar, vencemos la galbana y cogemos camino de Zabljak.
Para ello tenemos que subir las imponentes paredes de este fiordo y aprovechar las vistas magnificas que se observan. Pero con cuidado, que las distracciones aqui significan muchos metros de caida. No es una metafora ni hablo de un descenso a los infiernos. Es una caida casi vertical de muchos metros que seguro que hace daño.
La carretera es un goce, un largo puerto de montaña sin trafico, rápido, con visibilidad y que nos pilla con ganas. Conforme avanzamos, nos damos cuenta de que la ausencia de vida humana es total. No atravesamos pueblos, solo se ven casas desperdigadas cerradas a cal y canto, con ventanas y puertas clausuradas, tampoco hay señales ni anuncios, es como si toda la poblacion hubiera desaparecido. Este paisaje es todo desolacion y abandono. De vez en cuando, para amenizar el tramo y a la vez desconcertar, se ve algún monumento militar de anodino estilo sovietico.
El unico ser humano que vemos en los primeros 80kms es un guardia situado en un cruce con cara de perro de presa que, ante nuestra pasada rasante, (ibamos claramente colados) no hizo ademan ninguno, así que seguimos a lo nuestro con mucho alivio.
La carretera sigue siendo muy buena, con tramos recien hechos como el que desciende alrededor del Slansko Jezero hacia Niksic, una ciudad aberrante, aterradoramente escasa de vida y continuamos hacia Savnik, otro lugar espeluznante por vacio, certificando que no hay casi señales indicativas, solo las estrictamente necesarias cuando ya acecha la sensacion de pánico por habernos perdido en tierra tan hostil y desolada, no hay nadie a la vista y todos los campos parecen absolutamente muertos.
Otra caracteristica de este pais es que no gastan en iluminación en los tuneles. Atravesamos uno de más de 2 kilometros de longitud que no luce una triste bombilla. Tal parece que los hicieran para absorber la luz, resulta desagradable la sensación de indefension y de oscuridad absoluta que hay en el interior de un tunel... No se veia ni para cantar.
Seguimos tirando a buen ritmo mientras nos lo permite la carretera hasta que como es costumbre, nos enfrentamos a la lluvia, primero dispersa, luego continua. Cuando avistamos un lugar donde guarecernos y vestirnos de lluvia, pegamos un ultimo estiron ya que lo que parece que se intuye delante nuestro es Zabljak y finalmente llegamos pese a que a la entrada del pueblo hay un socavon como para caer y no salir.
Zabljak pasa por ser la estación de ski mas popular de Montenegro. A mi me parece una aldea medio desolada, con casas de madera y tejado muy pendiente, escasa de ambiente y posibilidades. Ni siquiera está en un valle sino en una ladera verde con escasos arboles y muy pocos remontes. La estrella es el rafting pero no hemos venido aqui por ello, ya hemos tenido bastante agua. Ilusos, eso pensabamos en aquel momento.
Nuestro hogar para esta noche es una de las ultimas casas del pueblo, retirada de la calle principal del pueblo. Por supuesto, ni una triste señal lo indica en la carretera y en la fachada de la cabaña, solo reza un cartelito que pone “Rooms” Aun asi, lo encontramos.
El dueño no habla ingles pero logra explicarnos lo mas importante y me permite dejar la moto atechada en el porche del edificio.
La vuelta al pueblo nos confirma lo que ya hemos intuido a primera vista, poca gente y poco que hacer, apenas se puede visitar un cementerio moderno, no se si producto de la guerra o no, y un monumento de la llamada arquitectura brutal, un pedazo de hormigon conico, liso y simple, que recuerda a los muertos en la 2ª guerra mundial. Triste como toda la magnificiencia comunista.
La gastronomia aqui es muy distinta a la de la costa, es cocina de caza y guiso con salsas intensas, pesada y sabrosa, pensada para inviernos largos y duros.
Aprovechamos para hacer compras en un supermercado que cierra tarde, desafiando cualquier criterio comercial, mas allá de las 10 no hay por las calles nadie vivo o muerto.
Nuestro alojamiento es el atico de la cabaña, amplio, maderado, con la calefacción ya puesta y mantas gruesas, aprieta el fresco aqui arriba en las montañas...
Apartments Vukovic 25€, calidad precio muy recomendable, grande, comodo, y con facilidades para la moto. No hablan ingles.
11 Zabljak Montenegro - Sarajevo Bosnia La desagradable sensacion de vacio
Amanece muy nublado, con niebla en las cumbres cercanas y amenaza lluvia. Para ponermos en camino tengo que preguntar al alberguista que no habla inglés como atravesar el parque nacional Durmitor. No se como logramos entendernos y con la sombra de la sospecha escogemos una carretera que sale en dirección norte. Recorremos unos cuantos kilometros hasta que nos cruzamos con una autocaravana belga que ante mis requerimientos se para y me confirma que vamos bien.
El parque natural es impresionante pero esta total, absoluta y completamente vacio. Son laderas verdes peladas, roca gris, alguna cabaña muy perdida y nada más. Ni rastro de vida humana. En los primeros 30 kms nos cruzamos con tres rebaños y un par de coches parados en un collado. Poca cosa para la inmensidad de este espacio, sobrecoge, impone y me tiene un poco asustado porque cualquier despiste aquí ha de suponer un problema grave. Que el tiempo amenace tormenta en un lugar donde las tormentas tienen pinta de ser muy dificiles no ayuda.
A los 30 kms el paisaje se abre y pasamos a recorrer llanuras, donde ya se observan algunas casas deslabazadas, bosques huerfanos e incluso un bar/hotel/centro de actividades en Trsa donde nos indican de nuevo el camino a seguir para llegar a la frontera. Ni una triste señal en ningun sitio, esto es para llorar...
Para ello tenemos que bajar al rio Piva, un tajo enorme abierto en las planicies por el que corre un rio de color aguamarina. Con unas pocas curvas nos vamos descolgando de la montaña para llegar al rio. El camino es una paupérrima carretera llena de piedras, excavada en la roca, con tuneles en curva y sin alumbrado, sin arcenes ni muretes, solo un escaso terraplen que nos libre de caer al vacio. Y en cada curva, un mirador. El Tara tiene mas fama, no quiero imaginar lo impresionante que puede ser.
Al nivel del rio cogemos la nacional por intuicion ya que no hay ningun cartel de nada, como era esperable. La nacional está humeda, llena de piedras y baches, tuneles sin alumbrado y va copiando el curso del rio como un espejo. La situacion comienza a ser demasiado predecible, mas tuneles negros y comienza a llover cuando cruzamos al otro lado del rio por la parte superior de una presa.
Pasamos un edificio abandonado que era la antigua frontera, desconozco cuando se movieron los limites o que sentido tiene esto si en su dia era un unico pais. Un poco más allá, señales de zona desmilitarizada y finalmente la frontera definitiva que nos deja en tierra de nadie.
Tengo cierta sensacion de liberacion al dejar Montenegro, no he llegado a sentirme comodo en ningun momento, desconozco los motivos exactos, quizá demasiada soledad, excesiva falta de informacion, no me parecio un pais alegre y amistoso. Sin embargo, estoy dispuesto a darle una segunda oportunidad, me pica la curiosidad de confirmar esta experiencia.
La tierra de nadie consiste en unos metros mas de bajada hasta el rio, un puente de mierda y “voilá” estamos en Bosnia. O eso pone en el parche de la policia de fronteras, que es esconde en un chamizo mas parecido a una taquilla de peaje que a una frontera y que tiene toda la pinta de la estetica provisional definitiva.
La realidad hace que dudemos de estar en Bosnia, no veo su bandera azul y amarilla ondear, sino que vemos banderas eslavas, rojas, blancas y azules que se agitan al viento, leemos carteles en cilirico y un gran cartel que nos da la bienvenida a la Republica Srpska. Me descoloca ya que a mi por Republika Srpska no me viene nada pero tampoco hay muchas mas opciones, tiramos para adelante por una carretera infame que en muchos sitios ya no tiene asfalto. Que gran invento las trail... Un beso para quien la inventó...
Seguimos el curso del rio hasta llegar a Foça, y de ahí por la M18 a Sarajevo. Por el camino repostamos a unos precios ya casi olvidados en España y me sorprendo de la fastuosidad y exhuberancia de los bosques bosnios. Se aprecia pobreza pero hay gente por todas partes, hay vida y color, un alivio en comparacion con Montenegro. Es obvio que no todo mejora, la carretera esta bien pero hay un tramo cortado con un desvio provisional. Al meternos por el, un conductor de camion nos redirige de vuelta a la carretera original con grandes aspavientos asi que eso hacemos.
Al cabo de un par de kilometros, vemos la causa del desvio, hay un desprendimiento que ha cerrado la calzada y estan trabajando en el con maquinaria pesada. Conforme salvamos el derrumbamiento por una embarradisima pista de obra, los coches se detienen para hablar con los de la obra y a nuestra altura un trozo de pared se derrumba y empiezan a caer cascotes a nuestro alrededor con pinta de alcanzarnos. Ante la duda, gas, es una de las cosas que aprendi en el curso de “EnduroPark Aras Rural” asi que tiro de acelerador y embrague para salir del barrizal donde estamos, saltandonos la fila por las bravas. La moto desliza y culea pero es algo conocido y controlable y con el susto en el cuerpo, maldiciendo a todos, nos vamos. Solo por la seguridad que me dio en un momento critico bien mereció la pena el curso que hice.
El resto del trayecto se va deshaciendo entre un par de puertos con niebla y llovizna y un larguisimo desfiladero. Me gusta esta parte de Bosnia, pura montaña verde indómita, exhuberante y poderosa.
De repente, se despeja el horizonte y nos vemos en las afueras de Sarajevo, parte notable de la historia reciente europa. Antes de darnos cuenta estamos atravesando la muy larga avenida de los francotiradores que acaba en la parte vieja de la ciudad. Los edificios de primera linea de la avenida estan recuperados en su mayoria pero todos los posteriores muestra heridas todavia sangrantes de la guerra.
El gps no funciona en Bosnia asi que toca preguntar con los mismos problemas que en Dubrovnik, una direccion equivocada conduce a meterse en un lio cojonudo. Asi, acabamos subiendo cuestas de una pendiente imposible, bajamos callejones que desembocan en escaleras, damos vueltas en pendiente, la moto se calienta mucho, circulamos por direccion prohibida y se reiteran las preguntas a desconocidos hasta que finalmente llegamos.
El hotel tenia mejor pinta por internet que en la realidad, la habitacion tiene el suelo en pendiente y una puerta de cristal que se abre sola cierra el baño. Tampoco tienen garaje y el parking mas cercano me cobra 10€ por la noche.
Salimos a patear Sarajevo y la impresion al final del paseo es que es una ciudad espectacular, injustamente minusvalorada. Presenta un aire tan otomano como occidental, casi al igual que Estambul pero sin tanta tonteria preparada para el turista. Las chicas llevan hiyab, ropa ceñida, maquillaje y resultan todas bellas. Hay mezquitas, iglesias, cafes y teterias, fuentes, calles llenas de mercaderes al estilo arabe, exposiciones sobre la guerra, un festival del ramadan en la plaza y todo tiene aire de paz y tranquilidad. Sin embargo los edificios siguen mostrando huellas de impactos, detras de nuestro hotel esta el mercado central, escenario de otra matanza de la guerra y en la ciudad no hay parques, han sido sustituidos por cementerios. Visitamos el bastion amarillo con las impresionantes vistas de la ciudad, que esta cerrada por las colinas al norte, sur y este y dejamos fluir la mirada hacia el oeste, donde se pone el sol. No logramos encontrar el punto donde asesinaron al archiduque Francisco Fernando de Austria, y eso que damos vueltas buscandolo pero no esta indicado para turistas como nosotros.
Como es costumbre durante este viaje, tambien nos ha llovido durante el paseo.Para cenar, gastronomia arabe que nos sabe a gloria. Ademas los precios son extraordinariamente baratos.
Me encanta Sarajevo. Casi mas que Estambul porque todavia no esta vendida al turismo. Es una mezcla de culturas maravillosa, ni muy picante ni muy dulce, mezcla de culturas antagonistas con sabor alpino. Otro destino al que volver. Dejamos para ocasion ver las huellas de la guerra en las ruinas de los equipamientos olimpicos ya que no nos da tiempo a todo.
Motel Bejturan, parecia mas de lo que realmente fue pero no es caro y creo que nos toco la habitacion mala.
12 Sarajevo Bosnia - Split Croacia Un dia de sol (por fin)
Luce el sol con fuerza en este dia. Tras una pequeña excursion tempranera buscando el lugar del asesinato de Francisco José, que no encontramos, nos dirigimos en moto al oeste, saboreando de nuevo la avenida de los francotiradores. Cuanta miseria que se intenta remediar con edificios modernos de acero y cristal.
La carretera a Mostar es bastante buena para lo que ultimamente estamos catando, la salida de Sarajevo es casi una autopista y permite un ritmo que en según que tristes circunstancias se podria considerar elevado. Sin mas relevancias que una ruta enmarcada entre embalses, rios y un paisaje embriagador llegamos a Mostar.
Un buscavidas ofrece parking para motos en un bar cercano al puente viejo, se quedan con toda la ropa y eso nos permite visitar el puente como dos turistas anonimos de los que vienen a millares en autobus desde la costa croata.
Mostar es otro parque turistico impersonal, lleno de gente, tiendas de artesania falsa y un grupito de saltadores que piden monedas por sus acrobacias desde el puente. Singularmente, parecen estar sindicados, con local social y todo... Yo que me acerco a tocar el agua, compruebo que hay que tener mucho valor para tirarse de tan alto a un agua tan fria.
El resto de la visita se limita a una calle sinuosa y adoquinada excesivamente orientada al turista. Nos cuesta hasta encontrar un supermercado estandar. Con el calor que hace, no apetece recorrer mucho mas así que abandonamos la ciudad, camino del mar, la costa y Split.
Nos cuesta varias vueltas encontrar la carretera a Sikori Brijeg. Preguntamos en un puesto de melones que es un camion a la vera de la carretera y un paisano se ofrece a guiarnos ya que vive alli cerca. Antes de acompañarnos tenemos que esperar a que haga la compra y a un ratito de charla..
Una vez encaminados, disfrutamos de kilometros de carretera en un estado bastante decente. Traspasamos otra frontera mas que nos devuelve a Croacia, sorteamos un chubasco más, saboreamos el paisaje, mucho mas trabajado en Croacia y finalmente arrivamos a Split con tiempo suficiente para pegarme un baño en el mar. Dado que no hay playas, toca bañarse en un club nautico que tiene un par de escaleras publicas para acceder al mar y un espigon de hormigon donde secar.
El agua es transparente y sabe a gloria, para una vez que hacemos unas vacaciones motoplayeras, apenas hemos podido bañarnos.
Cena suculenta y un sabroso helado para compensar que ya no nos queda nada de viaje...
Guest House Leta 56€, con sitio sin techo para guardar la moto, alojamiento de calidad, lleno de detalles calidos que hacen lujosa la estancia, relativamente cerca del centro.
13 Split Dia de sol, playa y lluvia
Hoy no cogeremos la moto hasta que toque embarcarse en el ferry. Asi que dejamos la ropa de moto aireandose y nosotros nos vamos a tomar el sol.
Split es unicamente el palacio de Diocleciano, pero esa expresion tan simple ya es mucho. Creo que en ningun lugar habia tenido una conciencia tan clara de lo que fue el poder omnimodo del imperio Romano, capaz de construir un palacio de tales dimensiones como para albergar una ciudad dentro. Rinconeando por dentro de las ruinas que son calles, vemos como las viviendas se han ido imbricando en el palacio como si fuera la hiedra en un arbol, haciendose uno, dando lugar a un monton de rincones sorprendentes.
Tras la visita, el calor aprieta y nos vamos a la playa, apenas una cala de arena y el resto, espigones de hormigon donde nos ponemos a tostar, alternando con baños de mar calma y transparente hasta que casi por sorpresa, a traicion, como si no hubiera pasado en este viaje, nos cae una feroz tormenta de verano que nos obliga a atecharnos a la carrera en la ciudad que dice que son las ruinas del Palacio, entre toldos y esquinas con voladizo, al igual que todos los demas turistas, peleando por un rincon a cubierto de la tromba de agua que nos agrede.
Yo temo por la ropa tendida pero ya hay poco que hacer. Afortunadamente la dueña del hotel se apercibio de la tormenta y nos recogio toda la ropa tendida. Pero no vió las botas y, como era de esperar, estan encharcadas. Y con ellas mojadas me tuve que ir a echar gasolina y embarcar en el ferry, y por ello tuve que robar periodicos para secarlas durante la travesia en ferry del Adriatico, emulando a Dariete en el viaje a Nurburgring.
El ferry se anunciaba como low cost y daba lo que prometia, higiene escasa, comodidades justas mucho estudiante, un barco antiguo, pero tambien nos ofrece una travesia tranquila para despedir la costa croata mientras cenamos en cubierta y se va poniendo lentamente el sol...
Ferr Split Ancona Blue line Ferries 195€, dos personas + moto en camarote. Low cost, no esta mal pero da lo que pagas, antiguo, pocos servicios.
Italia siempre es igual, Italia.
14 Ancona - Imperia Pisa terror turista
El problema de los ferrys nocturnos es que bien temprano te levantan para azotarte en tierra ignota. Aunque las motos seamos los ultimos en salir del barco, a las 7h20 ya estamos dando vueltas por el puerto de Ancona de camino al norte de italia, esto ya no son vacaciones, es oficialmente una vuelta a casa.
Afortunadamente el tiempo nos respeta y salir tan pronto asegura temperaturas frescas.
La carretera es decente, mayoritariamente autovia, que permite ritmo rapido. Dejamos de lado Perugia y entramos en la Toscana, tambien obviamos Siena y seguimos cogiendo carreteras cada vez peores y a la vez mas entretenidas, llenas de nombres conocidos y referencias para visitas futuras a traves de los famosos campos toscanos, a los que no logro ver tan pretendida superioridad frente a los campos castellanos. Creo que nos perdemos un poco pero finalmente alcanzamos la FI PI LI y de ahí a Pisa.
En Pisa paramos a comer y ver la hiperfamosa Torre. Ya la conocía y sin embargo, fue otra decepcion por el exagerado numero de turistas que se concentran en un escaso area por las obras en un edificio y por la absurda prohibicion de acceso a los jardines. Por ello aumenta exponencialmente la sensacion de agobio ya que nos concentramos todos en un misero tramo de carretera y acera. El calor es excesivo y no hay entradas mas que para visitar la catedral en dos horas. Malcomemos (en Italia, ¡por dios, menudo crimen!) y nos puede la presion o la impaciencia o el calor tanto como para irnos y sentir algo de aire que nos refrigere.
El resto del camino es autopista hasta Imperia de nuevo para poder llegar a tiempo para darnos un chapuzon. Por ello descartamos Le Cinque Terre, Genova y todo lo que no sea camino directo. En la autopista, los italianos disimulan mas su estilo agresivo activo de conduccion.
Volvemos al mismo hotel, nos acogen con calidez, nos dan una habitacion mejor y tenemos tiempo para encontrar un trozo de playa publica y disfrutar del mar Ligur. Luego una vuelta por el pueblo, que aunque tuvo un pasado lujoso, tiene un presente venido a menos pero muy italiano, de ventanas de madera y casas de color pastel, descolgado en la montaña de tal manera que necesita de ascensores para recorrerlo.
Para la cena, repetimos tambien restaurante, que esta vez esta a rebosar de gente pero aun asi satisface. Yo no se que tiene Italia que se hace perdonar todos sus defectos.
En estas fechas el pueblo parece estar en fiestas, en el paseo maritimo se agolpan tenderetes, conciertos, mercadillo y musicos callejeros. Parece otro pueblo distinto al de un par de semanas antes. O quizas seamos nosotros, que despues de tanta lluvia, quizas nos satisfagamos con cualquier golosina.
Pension Albergo Aurora, repetimos tras la buena experienca de la otra vez, e incluso la mejoran ya que nos descuentan 5€, ya que en una gasolinera nos encontramos con un par de parejas de serbios recorriendo europa en scooter que nos pregunta por hoteles en la zona, guiandoles nosotros hasta la pension.
15 Imperia Italia - Toulouse Francia Deshaciendo el camino
Con calor y autopistas vamos poquito a poco retornando hacia casa. Hemos aprendido la leccion y salimos de Italia por la via rapida, entre tuneles y viaductos. Procuramos saltarnos de manera mas o menos elegante las colas de los peajes, que como esto es Francia, son bastante grandes.
Alternamos ratos de nacional y autovia para seguir alejandonos de la lluvia castigadora que nos ha perseguido por media Europa. Una vez pasado Montpellier, dejamos atras el cansino mistral y cogemos la carretera D908, la más directa hasta Toulouse, nuestro destino para el dia de hoy. En principio es solo una linea en un mapa pero cuando nos cruzamos con varias motos de vuelta me empiezo a plantear que quizas no haya sido mala eleccion. Y no lo es, volvemos a recuperar la fluidez, el vuelo de curva a curva en un amplio muestrario de éstas. Por fin una autentica carretera motera para todo el goce que llevabamos acumulado desde hacia dias y no habiamos podido expresar.
Cuando la carretera se convierte en la N128, la situacion se tranquiliza y nos dejamos deslizar hacia Toulouse.
Tras llegar, disfrutamos de las ultimas horas de libertad vacacional, deambulando por la ciudad francesa, que cuando no esta vestida de fiesta, pierde mucho esplendor. O quizas somos nosotros, que ya estamos vencidos por la vuelta a casa. Ya no nos queda nada.
Ibis Burget, 36€, no esta mal, las habitaciones bien pero alejado del centro y sin parking cubierto pero si cerrado. Equivalente al F1 pero con baño privado.
16 Toulouse Francia- Gijon Camin de casa
La ruta de siempre, con el mismo sabor de fin de vacaciones, se hacen pesados estos kilometros. Como es costumbre, la lluvia nos sigue y nos persigue, llegado el momento tenemos que parar a vestirnos de agua bajo un puente y la tormenta nos acompaña hasta la costa, donde nos separamos, nosotros hacia el sur y ella hacia el oeste. Sus ultimos coletazos nos obligan a resguardarnos en una gasolinera, no soy muy amigo de pararme cuando llueve pero la intensidad de la lluvia y los retazos de cielo azul indican que la espera es mejor opcion.
Cuando cruzamos la frontera abre el dia y nos quitamos la ropa de lluvia, repostamos para pegar el ultimo apreton hasta casa, adonde llegamos sin incidencias pero hartitos de agua.
Y asi se acaba esta historia.
Sintetizando
6100kms, 12 dias de 15 con lluvia, 1600€ aproximadamente invertidos de puerta a puerta. Son frios datos numericos que no reflejan las sensaciones del viaje. Que son agridulces, mucha lluvia, muchos kilometros de sufrimiento e incomodidad como para estar satisfechos. No es grave, hay viajes que salen bien y otros no tanto por una suma de pequeños detalles que agregados dejan mal sabor de boca. En particular, Croacia no estuvo a la altura de lo esperado, la costa es muy similar al mediterraneo que ya conocemos de sobra y el resto no llena los ojos, quizas este demasiado vendido al turismo.
Hay cosas rescatables: Los lagos de Plitvice, Split y Dubrovnik bien merecen una visita, el resto queda a la eleccion de cada uno. A mi en particular me atrajeron mas otros destinos que nos encontramos por el camino como Bosnia, un pais espectacular que esta por descubrir y explorar, sobre todo Sarajevo, de la que no tuvimos suficiente.
Eslovenia es otro pais brillante y luminoso al que retornar por todo lo que no hemos visto,
Montenegro me deja en tierra de nadie, por una parte la soledad y desolación me llenaban de desasosiego pero a su vez, es un pais con sabor a comunismo rancio y grandes paisajes que apetece repetir, en particular Kotor y lo que sea que no hemos visto todavia. No parece mala receta como para no probarla de nuevo. Italia es lo de siempre, linda en paisajes y peligrosa en carretera, con una gastronomia insuperable. No creo que nos lleguemos a cansar nunca, siempre que nos lo tomemos con calma.
Francia siempre tiene una sorpresa guardada esperando por quien la quiera descubrir, siempre luce en nuestros viajes.
Nos quedan las ganas de mas, mas viajar, mas lejos, más todo. A ver como las vamos saciando...
Apuntes de una guerra salvaje
Ya no se aprecia tantas heridas de la guerra, llamadme morboso pero echo cuentas y pienso que son menos de las esperadas salvo en Bosnia, el flujo de turismo del dinero en la costa croata ha curado muchas cicatrices que siguen a la vista en Bosnia, donde mas se sufrio la guerra. Tampoco me queda claro que no se vuelva a repetir la tragedia, no me ha quedado el sentimiento de que se hubiera dejado todo atado y bien atado. El contraste entre la republica Srpska y el resto de Bosnia es notable, sigue habiendo ostentacion de banderas distintas y orgullo nacional, mas alla de lo que es razonable.
Viendo desde la perspectiva actual, lo que conocimos como Yugoslavia tenia todas las papeletas para saltar por los aires. Diferentes nacionalidades, distintas confesiones, nucleos etnicos cruzando fronteras irreales, un avispero furioso oculto bajo una bandera ficticia. Así pasó luego lo que pasó. Y casi todos son culpables, aunque unos menos que otros según mis sentimientos.
Los bosnios llevaron palos hasta el carnet de identidad y se han quedado con los restos, se ve todavia un pais comenzando a construirse.
Los croatas y serbios se llevaron la parte del leon y casi se les podria considerar culpables pero conforme vas viajando, conoces gente y ves que no son malos, lo cual te hace preguntar que puede pasar por las mentes de las personas envueltas en una guerra como para degenerar en locuras como limpiezas etnicas, que fueron el entretenimiento general durante unos años no tan lejanos. Es para llorar y no parar.
Espero que les mejore la suerte, hay mucho todavia por visitar en esa zona...