Índice de contenidos
Introducción.
Este viaje recorre el itinerario que siguió El Cid tras su destierro, allá por el año 1081. La idea de realizar este viaje no es original mia, sino que está desarrollada por el Consorcio Camino del Cid, quien la ilustra y documenta facilitando una extensísima información sobre "el Camino" en su página web . Por tanto, la fase de documentación del viaje quedó enormemente facilitada. No obstante, pretendo relatar aquí tanto mis impresiones personales como otras informaciones útiles que no constan en otra parte.
El viaje lo inicio en la ya popular "legua 0", que está en la puerta del Mesón del Cid, en Vivar del Cid, localidad que le es atrbuida al Cid como lugar de nacimiento. Desde ahí parte el viaje, tras los preliminares de obtención del Visado y las fotos junto al monumento de la "legua 0". No es imprescindible ni el uno ni las otras, pero son un bonito recuerdo del viaje.
El "Camino" se divide en estos cinco tramos: El Destierro, Tierras de Frontera, Las tres Taifas, La Conquista de Valencia y La Defensa del Sur. Los cinco tramos suman unos 1.600 km aproximádamente y su nombre alude a las vicisitudes históricas del viaje del Cid. Además de los tramos principales, hay "desvíos" llamados "anillos o ramales" que recorren localidades o parajes que también estuvieron presentes en el periplo cidiano. Yo solo hice uno de esos anillos, el llamado Anillo del Maestrazgo (de unos 200 km), con lo cual mi viaje rondó los 2.000 km de los tramos principales más los desvíos voluntarios y las pérdidas involuntarias. A estos kilómetros yo tengo que sumarles el trayecto directo Badajoz-Burgos y el alocado itinerario de regreso Orihuela-Badajoz, con lo cual con este viaje he añadido unos 3500 km. a mi moto.
Tras estas notas previas, decir que era mi intención realizar un tramo diario para llegar a Orihuela en cinco días; objetivo que cumplí a costa de alterar o acortar algún recorrido. Pero hacerlo así resultó ser un error porque el recorrrido es tan bello en paisajes y poblaciones (y tan lento en algunas carreteras) que creo que quien, como yo hice, se plantee hacerlo de principio a fin debe considerar el dedicar dos jornadas a cada tramo para poder apreciarlos debidamente.
Describir un viaje de tantos kilómetros pormenorizadamente sería una labor tan ardua (y quizás pesada para el lector) que renuncio a hacerlo, por lo que me limitaré a descripciones generalese y a informaciones prácticas de cada tramo.
El viaje está lleno de Historia y tiene muchas connotaciones culturales referidas a la vida del Cid y a la historia del momento y eso está presente en todo el recorrido; pero en esta crónica prescindiré de citas históricas, limitándome a alguna breve referencia por considerar que el lector buscará más la narración del viaje que una leccción de Historia.
Durante mi viaje han dominado dos sensaciones: soledad y contrastes. Soledad en los inicios por cuanto se recorren zonas escasamente pobladas y se ruedan muchos kilómetros sin ver a nadie y contrastes tanto paisajísticos como sociales durante todo el recorrido; así, al atravesar Valencia por ejemplo, uno recuerda esas estampas de gente sentadas en sus puertas durante el paso por algunos pueblecitos y al circular por el Alto Tajo vienen a la memoria esos campos castellanos con el color amarillo de los cereales o de los girasoles.
Tramo: A la Búsqueda de un territorio mítico. Burgos / soria / Guadalajara. (350 km). 23 de julio 2015.
"A la salida de Vivar una corneja les salió por la derecha
y entrando en Burgos les salió por la izquierda.
Se encogió mio Cid de hombros y agitó la cabeza:
¡Alegría Álvar Fáñez, que nos echan de la tierra!"
Inicio mi periplo bien temprano y muy ilusionado.Esta noche ha hecho mucho frio en Burgos y hasta bien entrada la mañana necesito ropa de abrigo. Hoy, el sentimiento de soledad me ha acompañado durante gran parte del recorrido. El "camino" no sigue ninguna lógica al uso en las rutas en moto convencionales. Hoy he circulado por parajes inhóspitos y vacíos, sin ver a nadie durante muchos kilómetros por las provincias de Burgos y Soria y a través de carreteritas también vacías. A lo sumo, de cuando en cuando podía ver a algún pastor con su rebaño a lo lejos o a alguna máquina recolectando. Pero, recordemos, que no estoy haciendo una ruta turística sino que estoy siguiendo los pasos que El Cid andó hace más de 1000 años y estoy recorriendo pueblos que aparecen mencionados en El Cantar o los parajes por donde andaron sus huestes y en aquellos tiempos no se hacían tours turísticos; aunque hoy en día resulta que algunos de esos lugares sí se han convertidos en destinos turísticos, con lo que a su paso, cesaba la sensación de soledad y dominaba la de saturación; pero...¡qué remedio!, además de que yo quería conocer algunos de estos lugares y siempre vino bien su tránsito para unos minutos de descanso y para reponer fuerzas (aunque te cobren 6€ por un trocito de morcilla pinchada en un palillo). A pesar de lo dicho, estos lugares son de parada obligatoria y muchas fotos por cuanto albergan tesoros patrimoniales, como es el caso del Monasterio de San Pedro de Cardeña (bien mencionado en El Cantar y donde está enterrado Babieca); Covarrubias (cuna de Castilla, por cuanto aquí nació el Condado de Castilla) o Santo Domingo de Silos (donde en mi imaginación creí escuchar gregoriano al otro lado de los muros).
Algo parecido sucede con las carreteras, pues paso de las solitarias y larguísimas rectas a parajes idílicos por donde circulo muy despacito, con la pantalla abierta, disfrutando del momento (e ignorando las curvas). Esto sucede en dos tramos de la jornada: durante la circulación por el Desfiladero de la Yecla, pasado Santo Domingo de Silos o por el tramo entre Navapalos y Gormaz.
Pasadas estas poblaciones vuelvo a mis carreteras vacías y, algunas, en un mal estado, y, a veces, dudo de mi navegador y dudo sobre estar siguiendo el camino correcto; pero sí, estoy bien situado en ruta y los muchos carteles rojos con la misma esfigie del Cid que llevo en mi pantalla me dicen que estoy bien encaminado y esos indicadores me llevan por pueblos que, si bien, no tienen el renombre de los "clásicos" merecen la parada y cuando menos un breve paseo por sus calles para admirarlos, pues enseñan una configuración medieval perfectamente conservada, como serían, por ejemplo, Cubillejo de Lara, Berlanga de Duero, Atienza,...pueblos habitualmente cobijados a la sombra de algún imponente castillo.
Entre tanta carretera solitara y poblaciones aisladas he cometido un error de novato: la gasolina. Por aquí no hay dónde repostar y necesité un desvío de 50 km para poder hacerlo; así que, querido lector, si algún días haces este tramo recuerda afrontarlo con el depósito repleto desde el incio.
A estas alturas deben ser sobre las seis o siete de la tarde, el frio inicial se ha tornado en calor intenso, mi previsión de parar a la hora de comer ya no puede ser y estoy cansado; veo en mis notas que el alojamiento más próximo está en un pueblo de Guadalajara que está en ruta y que se llama Miedes de Atienza, así que decido ir allí; aunque, claro, las cosas no son tan fáciles, pues acceder a ese pueblo, que es el primero de Guadalajara viniendo desde la provincia de Burgos, supone negociar un espectacular "puertecito" por carretera de montaña de hace muchos años (Sierra de Pela); corto pero intenso, en él gasto mis últimas fuerzas y llego al pueblo. A partir de ahí fácil: localizo al Alcalde, le pido alojamiento en el albergue Municipal, me mira, se lo piensa, me debió ver el cambio en mi cara pero le nace una sonrisa y ya todo amabilidad me proporciona las llaves. Después, resultó que el Alcalde es una persona encantadora y el pueblo (el primer pueblo "musulmán" de la ruta), todo de piedra, encantador, con niños jugando en un frontón o en medio de la pequeña Plaza Mayor, donde, además, aparcan los tractores cerca del único bar, que está en los bajos del propio Ayuntamiento; nostálgico e idílico, sin duda. Esa noche utilizo una de mis "raciones de comida de emergencias" para cenar, pues el bar, sólo es bar y recuerdo que El Cid acampó por aquí preparando sus incursiones en Toledo; escribo estas líneas (que sería la costumbre diaria al final de cada jornada) y me duermo.
Tramo: La peligrosa tierra de nadie. Guadalajara / Soria / Zaragoza. ( 250 km.) 24 de julio 2015.
"A la izquierda dejan Atienza, una peña muy fuerte,
la sierra de Miedes la pasaron entonces,
por los Montes Claros espolean con vigor".
Son las siete de la mañana de la segunda jornada cuando me despierto, el cielo es azúl y no hace ni frio ni calor; al haber dormido en cama y con cuarto de baño al lado los preparativos para salir se acortan mucho, me preparo mi desayuno de campaña y a a las ocho, descansado, fresquito y perfumado inicio el Tramo Tierras de Frontera para ir directamente a Atienza, donde recorro su casco histórico y visito su castillo. Busco una farmacia porque algún bicho me entró el día anterior por la manga de la chaqueta y tengo el brazo inflamado y rojizo, pero es muy temprano y no quiero esperar, así que aguanto el dolor y sigo. Hago una excepción con este castillo y me acerco a su entrada para verlo de cerca, aunque creo que se aprecia mejor la majestuosidad de los castillos viéndolos desde lejos, y así hago con los siguientes camino de Siguenza (aquí, a media mañana, es donde pagué esos 6 € por una morcillita) y entre los que destaca el de Jadraque. De vuelta a la carretera (ahora son más rápidas que el día anterior) sigo viendo ruinas y pueblos variados, entre los que destaca Robledo de Corpes, donde El Cantar situa la afrenta sucedida a las hijas del Cid; paso por Estriégana, Luzón, Layna,... buscando Medinaceli; la que tantas veces había visto desde la autovía, pero a la cual nunca había entrado. Medinaceli,... ciudad fronteriza por excelencia, largamente deseada por unos y otros y con su Medinaceli Vieja convertida ahora en enclave turístico, dándole apariencia de un lugar muy artificial.
Después de comer y con un sol de justicia me interno en la vieja carretera N-II donde aún se conservan sus viejas curvas con un asfalto olvidado; lo veo todo rojo a mi alrededor, pues rojas son sus tierras y rojas las piedras de las fachadas de las construcciones que voy viendo.Tras una larga recta, a lo lejos veo un promontorio coronado por lo que después compruebo que son los restos del castillo de Arcos de Jalón, una vista espectacular y poco más adelante me topo con lo que para mí es una "joya escondida": el Monasterio Cisterciense de Santa Santa María de la Huerta. Bonito, espectacular,...me quedo tanto tiempo en él que se me acaba la jornada y la ubicación del siguiente camping me impide pasar por los tres últimos pueblos que quedan en la ruta; así que, directo a Nuévalos, junto al Monasterio de Piedra, para pasar la noche allí, a orillas del embalse de La Tranquera.
Tramo: Los viejos reinos islámicos. Zaragoza / Guadalajara / Teruel. (340 km) 25 de julio 2015.
"Los de Alcocer a mío Cid tributo pagan,
y los de Ateca y los de Terrer, la plaza.
A los de Calatayud, sabed, mucho les pesaba.
Allí se asentó mío Cid enteras quince semanas".
Ya no necesito el despertador. Me despierto justamente a las siete y consolidada ya la rutina de recoger las cosas y desayunar me pongo en marcha una hora después. El día ha surgido gris y hace fresco.
Aunque no está en la ruta, quiero ver el Monasterio de Piedra y su Parque Natural y son las 08:30 cuando estoy allí. Paseo por los jardines y entro en el Monasterio; estoy solo y lo recorro a mis anchas hasta que un amable señor me indica que: es muy temprano, no está abierto al público, hay que pagar y, además, quiere saber cómo he entrado. Le señalo la puerta abierta, sin ninguna indicación y amablemente me invita a salir por ella y me indica dónde está la taquilla. Como ni me apetece esperar a que abran ni, por supuesto, pagar 15 euros por una visita que ya he hecho, renuncio a ver el Parque y sus cascadas y me voy.
Ahora voy a otro sitio también fuera de ruta: la Laguna de Gallocanta, llego, la veo y me voy, sin más comentarios. Entre Gallocanta y Daroca atravvieso una pequeña sierra y el fresco de la mañana se ha convertido en frio de invierno, estoy aterido a pesar de llevar manga larga, circulo a 50-60 para mitigar el frio y, además, llevo los puños calefactables encendidos; ¡parece increible!.
Es la hora de mi segundo desayuno y quiero hacerlo en la monumental Daroca, una de las paradas claves del viaje. Pero, lamentablemente para mí, están de fiestas y no puedo circular por la ciudad en moto, renunciando a hacerlo andando por cuanto la cantidad de gente es tal que recorrer un breve tramo me lleva demasiado tiempo. Eso sí, doy cuenta de un espléndido desayuno "medieval" que acaba con el frio que traía y retomo la carretera.
El siguiente pueblo tiene un nombre que por sí solo hace imprescindible parar en él: El Poyo del Cid, donde el Campeador estuvo acampado durante de sus correrías y que es expresamente citado en El Cantar. Tiene su correspondiente estatua a la entrada del pueblo y en él se celebran actualmente importantes festividades relacionadas con las eventos cidianos.
Desde aquí hasta Molina de Aragón la carretera es rápida y en perfecto estado, con lo cual el avance es importante. Solo dos paradas en este tramo, una prevista en Monreal del Campo y otra imprevista en el pueblecito de Castellar de la Muela, un pueblo "de cuento". En Molina de Aragón visito su casco y sus murallas y a partir de este punto empezó el tramo más agotador del viaje, enlazando varias sierras.
Este tramo serrano empieza cruzando el bellísimo Parque del Alto Tajo con sus preciosos paisajes de estrechos barrancos siguiendo el curso del río; continúo por los Montes Universales y sus pueblecitos: Chequilla, Checa, Orea,... y, por si no fuera poco, voy directamente a la Sierra del Tremedal; pero la cosa no acaba aquí, sino que la Serranía de Albarracín pone el colofón a las cientos, cientos no, miles de curvas que negocié. Jornada agotadora, sin duda, pero que me van dejando bonitas estampas, como el Santuario de Nuestra Señora de la Hoz o la visión de las coloridas plantaciones de lavanda. En esta parte vuelve la sensación de soledad semejante a las sentidas cruzando la provincia de Burgos, aunque ahora cruzando montañas y sierras. Hoy he dormido en el camping más alto de España, según dice su publicidad, en Bronchales, Camping Las Corralizas a 1750 metros de altitud, donde destaca la orografía de sus instalaciones: se accede a la zona de acampada a través de auténticas trialeras, como las rutas off que de vez en cuando hago y tanto es así que tuve que renunciar a poner la tienda en algunos sitios porque me pareció complicado llegar a ellos; así que, atención a quien vaya aquí con una moto deportiva o touring: no le será fácil.
Tramo: La ciudad soñada Teruel / Castellón / Valencia. (220 km) 26 de julio 2015.
"A quien quiera ir conmigo a cercar a Valencia
todos vengan de su grado, a nadie se le apremia,
tres días les esperaré en el Canal de Cella".
Cuando escribo estas líneas no estoy muy seguro de que día es (no llevo reloj y solo enciendo el teléfono por la noche) pero si estoy empezando la cuarta jornada debe ser domingo 27 de julio (aunque arriba ponga 26). Sucede que detengo la ruta de hoy a medio camino porque allí empieza el desvío oficial que hice: el Anillo del Maestrazgo, así que están mezcladas ambas rutas repartidas entre dos días. Pero para no llevar a confusiones, describo ahora el tramo cuarto y después haré lo propio con El Anillo.
Hoy debería ir desde Teruel hasta Valencia. Paro en Teruel, fotos de rigor con "el torico", obtengo otro sello más en mi visado y el correspondiente Folleto de la ruta. Continúo y, como dije, me detengo en Rubielos de Mora para empezar el Anillo, pero ahora continúo con la descripción de la ruta hasta Valencia. Sigo con el motivo principal del viaje, que no es otro que visitar pueblos relacionados con el Cid y enterarme lo que sobre ellos se dicen en El Cantar. Ahora las carreteras son normales (con buen asfalto y el número justo de curvas). Me detengo a comer en Segorbe, en el Café de Pepe (creo recordar) en la calle Obispo Danubio, donde por 9€ doy cuenta de un excelente menú casero de tres platos y café, excelente, sin duda.
Bien comido, me voy a Sagunto y a partir de aquí el caos circulatorio es absoluto, tanto que tras una parada opto por lo que no hago nunca: autovía para salir huyendo rápidamente hasta Valencia. En Sagunto decido subir al castillo con la intención de visitarlo, pues no en valde debe ser su calificación de Monumento Nacional; pero hoy está cerrado. Así que, cabreado vuelvo a cometer otro error: entrar en Valencia. Sin duda, Valencia merece una visita más pausada y organizada así que salgo rápidamente de allí (rápidamente es una metáfora).
Cuando estaba en las puertas del castillo de Sagunto conocí a una pareja holandesa porque el hombre se acercó a mi pidiéndome una foto con mi moto. Resultó que lo que quería era fotografiar un pequeño muñeco que llevaba sobre mi moto, pues según medijo, le había llamado mucho la atención su decoración. Resulto ser un artista holandés llamado Charlie Citron con su muñeco Joe, al cual, desde hace muchos años, ha fotografiado por todo el mundo en los sitios y situaciones más dispares. Espero verlo en su web subido a mi moto, todo un honor.
Tramo: El Anillo del Maestrazgo (200 km) 26-27 julio 2015.
"Le expulsasteis del reino, no tiene vuestro favor;
aunque está en tierra ajena, lo suyo lleva a mejor:
ha ganado Jérica y la que tiene Onda por nombre,
conquistó Almenara y Murviedro, que es mejor".
Como dije, a mitad de la jornada anterior me desvié para hacer un impresionante recorrido por El Maestrazgo (o el Maestat en la parte valenciana) entre las provincias de Teruel y Castellón. cuando inicié este recorrido venía de hacer la sucesión de sierras y curvas que antes mencioné, así que ahora, otra vez la montaña, las sierras y las curvas... otros cientos/miles de ellas, pero en peores condiciones ahora pues la parte turolense del recorrido atravesando la Comarca de Gúdar-Javalambre hasta San Miguel de Pobla se hace por una carretera malísima, de las que solemos llamar "carretera trail". Yo, que estoy acostumbrado y me gustan esas carreterillas sufrí en ella pues su firme es pésimo y está en obras (después supe que esas obras se iniciaron hace años, pero ahí siguen). Es de esas carreteras en las que se pierde el placer de conducir y se está deseando que se acabe cuanto antes... un suplicio si no fuera por la espectacularidad del entorno, aunque ese entorno hay que contemplarlo con mucha precacución, pues si es agradable ver esos barrancos, es desagradable pensar en que un error de conducción o un despiste te llevaría fatalmente al fondo de uno de esos precipicios. Digo que el entorno es bello, pero de una belleza diferente, especial, pues si bien otras montañas te dejan la sensación de algo bonito, éstas te la dejan de algo agreste, salvaje, árido,... en las que se contempla la naturaleza con todo su poder y te hacen sentir que estás en su mano, que estás allí porque ella te lo permite.
Poco antes de este oscuro trayecto deslumbra el pueblo de Linares de Mora, otra de esas "joyas escondidas" donde bien me hubiera gustado entrar, pero estaban de feria y era difícil hacerlo por las calles cortadas; pero no me importó porque ver el pueblo desde la altura ya era un espectáculo.
Finaliza el "tramo malo" de carretera en el Puente de la Pobla de Ballester (que marcaba, y marca, el límite entre los Reinos de Valencia y Aragón). Ahora, a partir de Villafranca del Cid, en la provincia de Castellón, la ruta continúa por sierras a través de carreteras que aunque siguen siendo reviradas, están en buen estado; así, se pasa por Benasal, Font D'Ensegures, Torre Embesora (¡qué magnífico desayuno aquí!)... en pleno centro de la zona de la Piedra Seca, pudiéndose ver este tipo de construcciones por todos lados.
Finalicé el tramo en en la populosa ciudad de Onda, desde donde crucé a Segorbe por la sierra del Espadán, aunque, a estas alturas y hastiado de curvas como estaba se me hizo un tramo largo y pesado; una lástima porque el entorno merece otra mejor predisposición.
Tramo: La aventura continúa. Valencia / Alicante. (250 km) 28 julio 2015.
"Qué grande es la alegría que corre por el lugar,
cuando mio Cid ganó Valencia y entró en la ciudad.
Los que iban a pie caballeros se hacen;
el oro y la plata, ¿quién os lo podría contar?"
Hoy afronto el último tramo de la ruta principal, el que me habría de llevar hasta Orihuela, Alicante, punto y final del Camino del Cid (aunque no del viaje). Para empezarlo hago una pasada por La Albufera y me decepciona lo que veo porque, sin duda, creo que el atractivo de la zona está en lo que no se puede ver desde los caminos sino paseando en barca.
Lo que resta hasta Orihuela se me hace pesado, pues estoy en una zona turística en pleno verano, con lo cual el intenso tráfico, las innumerables rotondas, los semáforos,... hacen que no complete las visitas que debería. Únicamente paro en Ontiyent para desayunar, en un pueblecito cercano llamado Bocairent que es otro pueblecito de cuentos", precioso y en Elche para ver sus palmerales, los cuales, junto a los muchísimos huertos que voy viendo caracterizan el paisaje por esta zona.
Por fin llego a Orihuela, en cuya Oficina de Turismo me ponen el último sello en mi Salvoconducto y donde doy por terminado "El Camino del Cid".
EL REGRESO.
Hoy me despierto cerca de Orihuela y no teniendo ya objetivos que cumplir y aunque me despierto a las siete (como todos los días) prlongo un poco el momento de levantarme. Mi ruta principal está acabada y me quedan unos 800 km y varios días para regresar a casa. Ya no tengo ruta prevista, "navegaré" dejándome llevar por las sensaciones del momento e iré por donde me plazca.
Me doy cuenta que he visto muchas llanuras y muchas sierras, pero ninguna playa; recuerdo haber leído que muchos de los acompañantes del Cid vieron el mar por primera vez por estos lugares, así que me digo "quiero una foto junto a la playa" y, aconsejado desde la Oficina de Turismo de Orihuela, voy a Punta Prima. ¿Por qué les haría caso?. dos horas para hacer 50 km y conseguir una foto en la playa haciendo malabares con la cámara para que no salieran urbanizaciones,... en fin.
Decido que no habiendo estado nunca en Murcia y siendo poco previsible que vuelva a estar tan cerca quiero ver su catedral cuando menos, y así lo hago para después ir a Caravaca de la Cruz y quedar impresionado por su castillo. Paso por Calasparra y enfilo hacía la Sierra de Cazorla, donde paso la noche junto al rio Mundo.
La mañana siguiente amancece nublada y sufro la primera lluvia mientras desmonto el campamento; espero un rato e inicio el recorrido terminando la zona de sierras en la que me encuentro, pero al poco tiempo aparece una tormenta y me surge la duda: ¿me paro y espero o sigo porque esto pasará pronto?. Decido seguir y la tormenta no solo no pasa, sino que se me queda encima un buen tramo y me cae un buen chaparrón porque, como buen motorista, decido que ya me pararé más adelante para ponerme el traje de agua.
No he dicho que el objetivo del día era llegar hasta Daimiel, Ciudad Real, para ver Las Tablas de Daimiel. Milagrosamente, justo en el punto donde un letrero señala el límite entre Albacete y Ciudad Real deja de llover y el asfalto ha sido secado por el viento, por lo que aceleró la marcha un poco y llego a buena hora a Las Tablas, donde hago un bonito recorrito senderista por ellas.
Ahora es la hora de comer; consulto el navegador y me aparece un camping cercano en Almagro. No había pensado en este lugar, pero ¿iba a dejar de lado su Plaza Mayor y su corral de comedias? No, por supuesto. así que para allá que me voy, instalándome en un camping y haciendo las visitas previstas. Esa noche ceno con un mapa delante: ¿dónde ir?, ¿hacía el sur, Andalucía? No, esa zona ya la he recorrido; ¿hacia el este, buscando territorios del Quijote?, puede ser y fue.
Hago un recorrido alocado y sin sentido por la provincia de Ciudad Real, dejándome llevar por los carteles de la "ruta del Quijote", viendo algunos "lugares de paso" de Don Quijote y Sancho.
En un cruce de carreteras veo un indicador hacia el Parque Natural de Cabañeros, en los Montes de Toledo, y me pregunto ¿porqué no? y hacía allí que me voy. Hago un recorrido por su interior y por alguno de sus pueblos y termino la jornada en su corazón, en Navas de Estena donde dedico la tarde a descansar y a terminar esta crónica, homenajeándome despues con un suculento plato de venado con salsa de almendras para cenar.
Otra mañana más son la siete cuando me despierto, ¿y ahora qué? Me quedan pocas alternativas de sitios desconocidos por esta zona. Una de ellas es completar lo que me resta de Cabañeros y así lo hago. Sabía, aunque me costaba admitirlo, que tras este Parque está la zona del Cíjara, ya en la provincia de Badajoz y, por tanto, estaba acercándome a casa. Ahora es viernes 31 de julio y me recuerdan teléfonicamente que mañana, día 1 de agosto, hay un evento familiar en Mérida; así que mañana doy por finalizado el viaje.
A MODO DE CONCLUSIONES:
Ha sido un viaje con claras connotaciones históricas.
He recordado/releído el Cantar de Mio Cid.
He estado solo la mayor parte del tiempo aunque nunca me he sentido solo.
He visto lugares claves de nuestra historia.
He visto a gente sentada en las puertas de sus casas en muchos pueblecitos.
he visto a niños jugar y correr por las plazas.
En cierta manera, "he unido" a dos personales importantes de nuestra historia: El Cid y Don Quijote.
He estado en lugares de batallas importantes, reales unas y ficticias las otras.
He comprobado, otra vez, la diversidad de acentos y lenguas que conviven.
He comprobado, otra vez, que tengo la mejor moto del mundo.
He comprobado, otra vez, que la gente es más amable de lo que creeemos.
He comprobado, otra vez, que gilipollas hay en todos lados.
He comprobado, otra vez, que al cuerpo y a la mente le vienen muy bien hacer estos viajes.